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viernes, 25 de marzo de 2011

"Romero deja atrás a todos: la mezcla de lo antiguo con lo nuevo lo hace auténtico"

Este jueves se cumplen 31 años del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El Faro publica en la víspera un perfil de quien posiblemente sea la persona que más ha estudiado la obra y la palabra del obispo mártir. Vino de España y prácticamente renunció a todo por seguirlo. Cavada Diez murió el pasado febrero y esta fue la última entrevista que concedió.
Roberto Valencia

elfaro.net / Publicado el 23 de Marzo de 2011
Era noche cerrada cuando la marea de candelas, pancartas y efigies llegó a las afueras de Catedral metropolitana. Como cada año, también en la procesión del trigésimo aniversario del asesinato hubo tiempo para la música y para los discursos. El alcalde de San Salvador, Norman Quijano, tenía esta vez su espacio reservado en la tarima principal, invitado por el Fundación Monseñor Romero. Cuando se hizo presente y subió las escaleras, no pocos lo abuchearon, lo silbaron, lo insultaron por ser militante del partido fundado por el mayor Roberto d’Aubuisson. La situación incomodó sobremanera al presidente de la fundación, Ricardo Urioste. Al ver que el aluvión de improperios no cesaba, se levantó, caminó hacia el micrófono y se armó de valor para decir algo parecido a esto: ¿saben qué les diría monseñor Romero? Que no han entendido el mensaje de Jesucristo, porque el evangelio nos enseña que debemos respetarnos unos a otros, también a los que no piensan igual.

Obama se guardó sus pensamientos al visitar tumba de monseñor Romero

Obama prendió una vela ante la tumba de monseñor Óscar Romero, pero se abstuvo de hacer declaración alguna ante la prensa. Lo acompañaron el presidente Mauricio Funes y el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas.
Patricia Carías y Gabriel Labrador Aragón
elfaro.net / Publicado el 22 de Marzo de 2011
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http://www.elfaro.net/images/cms-image-000005159.jpg

El presidente estadounidense Barack Obama visitó esta tarde la tumba de monseñor Óscar Arnulfo Romero en la víspera del 31er. aniversario de su asesinato, en una actividad que la Casa Blanca etiquetó como símbolo de la importancia que el gobernante da a la importancia de los derechos humanos.
Aparte de la visita a El Salvador como uno de los tres destinos de Obama en su gira por Latinoamérica, quizás era la decisión de rendir tributo a Romero lo que más había despertado expectativas de su agenda. Y, para decepción de los periodistas que lucharon por lograr unos de los cupos restringidos para cubrir la llegada a la Catedral de San Salvador, Obama no dio declaraciones.
El presidente anfitrión, Mauricio Funes, fue el primero en arribar a Catedral utilizando el acceso principal, sobre la avenida España. Este esperó algunos minutos hasta que su homólogo arribó a las 6:20 de la tarde.
El encargado de recibir a Obama en Catedral fue el arzobispo, monseñor José Luis Escobar Alas, quien lo esperó en la entrada poniente del edificio, sobre la avenida España. Alas aprovechó la oportunidad para compartir los detalles de la infraestructura de Catedral y de las pinturas del altar principal y la cúpula sobre la nave principal.
El arzobispo también le hizo la entrega del libro “Romero, hombre, sacerdote y pastor” escrito por monseñor Jesús Delgado, ex párroco de la Catedral que en 2003 ya hablaba sobre una investigación realizada por la Iglesia Católica para establecer quién planificó la muerte de monseñor Romero y quién fue el francotirador que lo asesinó. Delgado tiene a cargo la postulación de la beatificación de monseñor Romero en el Vaticano.
Los mandatarios hicieron el recorrido en Catedral acompañados por Arturo Valenzuela, subsecretario de Asuntos Hemisféricos, y toda la comitiva descendió hasta la cripta de monseñor Romero.     
El consejero asistente de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, en su valoración a modo de explicación de por qué Obama le rendiría tributo a Romero, la semana pasada había dicho: "Monseñor Romero es un héroe para mucha gente en las Américas".  
En las imágenes de televisión se observó a Obama conversando con Escobar Alas y Funes ante la tumba. Segundos antes de retirarse, Obama primero y sus dos acompañantes después, prendieron velas ante la efigie de monseñor Romero.
Al finalizar la visita a Catedral, Obama y Funes se dirigieron hacia Casa Presidencial donde compartirán una cena con personajes políticos y empresariales del país.
La visita del presidente de los Estados Unidos a El Salvador es la última parada de la gira que realizó por Latinoamérica durante los últimos cuatro días, en los que visitó primero Brasil y luego Chile.

martes, 22 de marzo de 2011

Para EUA, monseñor Romero es un símbolo de la lucha por los derechos humanos

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitará la cripta del arzobispo salvadoreño asesinado el 24 de marzo de 1980 para enfatizar su compromiso con el tema de derechos humanos y lucha contra la pobreza. La Asamblea Legislativa decretó asueto para el sector público los días 22 y 23 de marzo en los departamentos de San Salvador y La Libertad.

Efren Lemus
elfaro.net / Publicado el 17 de Marzo de 2011
El mensaje que el presidente Barack Obama lanzará con su visita a la cripta de monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 al inicio de la guerra civil salvadoreña, es remarcar que el líder religioso es una figura universal que trabajó por el respeto a los derechos humanos y la igualdad social, elementos que son claves para la construcción de un sistema democrático, dijo un alto funcionario estadounidense.

“(La visita a la cripta de monseñor Romero) es una demostración del compromiso que tiene el presidente (Obama) con el tema de los derechos humanos y también un reconocimiento de las dificultades que el país ha ido superando, y quiero subrayar superando porque en realidad la visita a El Salvador es una demostración de cuánto ha progresado”, dijo Arturo Valenzuela, secretario adjunto para asuntos del hemisferio occidental, en conferencia de prensa vía telefónica desde Washington.

Romero, quien en sus homilías dominicales exigía al ejército el cese de la represión, fue asesinado por un escuadrón de la muerte en el que estaba involucrado el mayor Roberto d´Aubuisson, el 24 de marzo de 1980. En la víspera del trigésimo primer aniversario de su muerte, el presidente Obama colocará una ofrenda floral en la cripta y destacará la universalidad del discurso del religioso salvadoreño; en especial, cuando señalaba que la pobreza es una barrera para la construcción de la democracia.

Valenzuela enumeró ayer dos de los temas que tendrán espacio reservado en la reunión entre Obama y el presidente salvadoreño Mauricio Funes: la seguridad ciudadana y el tema de la desigualdad social. El funcionario estadounidense aseguró que monseñor Romero –al igual que muchos salvadoreños- representa un esfuerzo para crear un consenso nacional, un espíritu cívico que debería redundar en la consolidación de la institucionalidad.

“Esta visita (a la cripta de monseñor Romero) es algo simbólico, pero también subraya el aporte que han hecho todos los salvadoreños a una construcción de un país democrático y con instituciones más fuertes”, reiteró Valenzuela. Cancillería, por el momento, solo ha emitido un breve comunicado en el que expresa su beneplácito por el reconocimiento al mártir salvadoreño, pero dos fuentes de gobierno coincidieron en señalar que el mensaje de Obama al reconocer la universalidad de Romero es pasar la página a discusiones ideológicas del pasado y llamar a los actores políticos a trabajar en un consenso.

Obama no es el primer jefe de Estado que visitará la cripta de monseñor Romero. En los últimos cuatro años, Daniel Ortega, presidente de Nicaragua; Rafael Correa, de Ecuador; Fernando Lugo, de Paraguay; y el ex presidente de Brasil, Lula da Silva, han llegado hasta la catedral metropolitana a colocar ofrendas florales y destacar el trabajo espiritual y social del arzobispo asesinado por un grupo de los escuadrones de la muerte.

“No tengo pormenores de cómo se va realizar la visita a la tumba de monseñor Romero, pero eso está agendado”, dijo Valenzuela, sin referirse a los posibles resquemores que la colocación de una ofrenda floral pueda provocar en los sectores conservadores.

El asesinato de monseñor Romero es considerado como un crimen de lesa humanidad, razón por la cual la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tiene abierto un expediente contra el Estado salvadoreño. Desde hace una década esa organización –dependencia de la Organización de Estados Americanos- ha recomendado la derogación de la Ley de Amnistía, pero los últimos tres gobiernos –dos de Arena y el último del FMLN- han desoído la propuesta. Los primeros argumentando que estaban convencidos de que no era conveniente, y el último, el que presidente Mauricio Funes, argumentando que el Ejecutivo no tiene nada que hacer en una ley cuya derogación es un asunto estrictamente legislativo.

Aunque no descarta que el tema de la impunidad y el combate al crimen organizado se discuta en la reunión de los presidentes, Valenzuela dijo que la seguridad ciudadana y el tema de la desigualdad social dominarán la agenda. El funcionario evitó referirse al monto de cooperación que se anunciará, pero aseguró que hay una serie de proyectos para combatir la pobreza y potenciar la seguridad ciudadana y el desarrollo humano.

“Lo que se está viendo es de ver cómo colaborar con El Salvador. Ya se ha conversado con las autoridades sobre esta iniciativa, Alianza para el Desarrollo,  porque Estados Unidos está viendo cómo ir trabajando en una forma eficaz con países socios de la región, justamente para lograr mayores niveles de competitividad. Cómo crear una economía más dinámica, identificando los escollos o las trabas para el desarrollo”.

Por último, el funcionario reiteró que Obama está comprometido con una reforma integral del sistema migratorio en Estados Unidos y que para ello está trabajando en el congreso. Sin embargo, el dominio de los republicanos en el congreso dificulta, por el momento, que el mandatario estadounidense promueva alguna medida que beneficie a los indocumentados.  “Probablemente, a lo mejor es algo que surja en una conversación entre los presidentes”, aseguró.
Obama va a Joya de Cerén
Debido a los operativos de seguridad que se están desplegando desde ya con motivo de la visita, el Ejecutivo solicitó a la Asamblea que decretara asueto los días 22 y 23 de marzo, en el sector público, y limitado al departamento de San Salvador.
La visita de Obama requiere el cierre de algunas zonas como Casa Presidencial, el hotel Hilton Princess y el centro de San Salvador, lugares en los que el presidente de Estados Unidos tiene programadas actividades el día 22.
El miércoles, a las 9:15 de la mañana, Obama visitará la Catedral de San Salvador y la cripta de monseñor Romero, y posteriormente se dirigirá hacia Joya de Cerén, el sitio arqueológico declarado patrimonio de la humanidad, destruido por la erupción del volcán Caldera hace siglos y gracias a eso preservado hasta nuestros días.
Todo este movimiento provocó que los diputados prepararan el decreto de asueto, de tal manera que esos dos días no habrá clases ni en San Salvador ni en el departamento de La Libertad, aunque la vacación no aplicará para los empleados privados.

Obama rendirá tributo a monseñor Romero en víspera del aniversario de su asesinato

El arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 es un héroe para mucha gente en toda América, valoró este miércoles Ben Rhodes, consejero de seguridad nacional adjunto para comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca, al revelar la agenda de la visita del presidente de Estados Unidos a El Salvador los días 22 y 23.
AP / El Faro
elfaro.net / Publicado el 16 de Marzo de 2011
Washington, marzo 16. La gira que el presidente Barack Obama iniciará el sábado por Brasil, Chile y El Salvador busca restaurar la influencia estadounidense en la región, dijo el miércoles la Casa Blanca.
El asesor presidencial para el hemisferio occidental Dan Restrepo dijo ante periodistas que la popularidad de Obama en la región ha aumentado y que el espacio de aquellos, como el presidente Hugo Chávez, "que buscan ganarse la vida políticamente con un sentimiento antiestadounidense se ha reducido significativamente en los últimos dos años".
El subsecretario de Estado para el hemisferio occidental Arturo Valenzuela dijo durante una conferencia que ahora "vemos bastante menos polarización y bastante más voluntad de lograr consenso en las Américas" que en años recientes.
El consejero asistente de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, explicó que la nueva dinámica en la región es que "no estamos enfrascados en el mismo debate sobre eventos que ocurrieron hace décadas, una mentalidad de guerra fría".
"Creemos que es imperativo para Estados Unidos no desvincularse de la región, porque desvincularse tiene un costo", agregó Rhodes. "Cuando nos desvinculamos, sufre nuestra capacidad de lograr alianzas que sirvan a nuestros intereses. Es de gran interés para Estados Unidos demostrar que estamos comprometidos con la región".
Además de ofrecer conferencias de prensa junto a los tres mandatarios anfitriones, Obama pronunciará el sábado en Brasilia un discurso ante empresarios sobre el potencial de crecimiento en la relación bilateral, y el domingo dirá otro discurso desde Río de Janeiro dirigido al pueblo brasileño.
En Santiago presentará en detalle la política estadounidense hacia América Latina en un discurso dirigido a toda la región, mientras que en El Salvador conversará sobre cooperación para el desarrollo, combate al crimen organizado y la necesidad de una reforma migratoria en Estados Unidos. Antes de volver a Estados Unidos, rendirá homenaje al asesinado arzobispo Óscar Arnulfo Romero, en la catedral de San Salvador y visitará ruinas mayas.
Sobre Romero, Rhodes hizo una valoración a modo de explicación de por qué Obama le rendirá tributo: "Monseñor Romero es un héroe para mucha gente en las Américas".
El anuncio de la visita a la tumba de Romero provocó la celebración del gobierno salvadoreño. "Recibimos con beneplácito el anuncio, porque monseñor Romero es una figura universal", dijo el canciller Hugo Martínez.
De acuerdo con la Casa Blanca, la gira subraya la profunda asociación entre Estados Unidos y Latinoamérica, particularmente en términos económicos. Los asesores de Obama han promovido la creación de empleo en los Estados Unidos como un beneficio de los crecientes vínculos con la región.
Expertos del Consejo de las Américas en Nueva York dijeron el miércoles que Estados Unidos necesita la ayuda de una Latinoamérica cada vez más competitiva para salir del pozo económico en el que se encuentra. Por ese motivo, dijeron, Obama no puede desperdiciar la oportunidad que este viaje representa para impulsar el sector energético y comercial.
"Este es un viaje en que Estados Unidos ya no va a dictar las pautas. Representa un cambio de dinámica", dijo Christopher Sabatini, director de Políticas de la Sociedad durante una reunión con periodistas.
La imagen paternalista hacia Latinoamérica es cosa del pasado y ahora Estados Unidos ha de reforzar su competitividad ante países como China y Canadá, que se apresuran para hacer negocios con Latinoamérica en el sector tecnológico o de las energías limpias. Cientos de miles de puestos de trabajo en Estados Unidos han sido creados gracias a las exportaciones estadounidenses a Brasil, dijo Susan Segal, presidenta de la institución.

Romero para judíos

El siguiente artículo nos muestra que el mensaje de Monseñor Romero cruza las fronteras geográficas y de las denominaciones religiosas. El conocido escritor judío rabino Or N.Rose reflexiona sobre las lecciones espirituales que Monseñor Romero dejó como legado para todas las personas de buena voluntad. El rabino Rose es profesor en la Escuela de Rabinos de Hebrew College en Newton, estado de Massachusets. Sus artículos aparecen en las principales revistas judías como Tikkun. Él es coeditor del libro Righteous Indignation: A Jewish Call for Justice (Jewish Lights Publishing, 2007).
Or N. Rose
elfaro.net / Publicado el 29 de Marzo de 2010
Coordinación de sección y traducciones por Héctor Lindo-Fuentes
Oscar Romero todavía no es muy conocido en círculos judíos. Él no tuvo el tipo de éxito político que lograron Mahatma Ghandi o Martin Luther King Jr., y por lo tanto no ha recibido el mismo tipo de alabanza universal. Además, aunque muchos de los escritos de Romero han sido traducidos al inglés, su lenguaje religioso, con su fuerte énfasis en motivos cristianos clásicos como el martirio de Jesús y la resurrección (a diferencia del uso selectivo de estos tropos que hacía Martin Luther King) es incómodo y poco atractivo para los judíos. Pero sería un error que la comunidad judía ignorara a Romero, una de las grandes personalidades religiosas del siglo veinte. Aunque no es fácil traducir todas sus enseñanzas a la terminología judía, hay mucho en su biografía, sus cartas y sus sermones que nos puede ayudar a profundizar nuestro trabajo como activistas espirituales.
Para Monseñor Romero el decir la verdad a los poderosos se convirtió en camino de esperanza, el responder al odio con el amor en camino de salvación. Apenas dos meses antes de su asesinato dijo:

“… yo quiero reafirmar mi convicción como hombre de esperanza, de que vendrá un nuevo rayo de salvación. Y a esto quiero animar yo a quienes tienen la bondad de escucharme. Nadie tiene derecho a hundirse en la desesperación, todos tenemos el deber de buscar unidos nuevos canales, y a esperar activamente, como cristianos.”
Para Romero, la esperanza no significaba que la salvación llegaría a su pueblo con rapidez o que él iba a vivir para ver el florecimiento pleno de la liberación de El Salvador. De hecho, en los últimos meses de su vida el arzobispo abrazó con serenidad la posibilidad de que iba a ser mártir de su causa. Con Jesús como modelo, Romero creía que si lo asesinaban su muerte fortalecería a su pueblo, inspirando a los salvadoreños a llevar el conflicto a su conclusión. “Que mi sangre sea semilla de la libertad y la seña de que la esperanza será pronto una realidad.” Romero llegó a decir que si lo mataban él se levantaría de nuevo. “He de decirles que como cristiano no creo en la muerte sin resurrección: Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”.
Para los salvadoreños de hoy Monseñor Romero realmente está vivo, acompañándoles e inspirándoles en sus afanes diarios. Al viajar por el campo uno ve numerosos murales, fotografías, carteles y ropa con la imagen y las palabras de Romero. Aunque ya terminó la guerra civil, la pobreza y el derramamiento de sangre continúan. La brecha entre ricos y pobres sigue creciendo y la actividad criminal violenta atormenta a la juventud. Precisamente por esta razón el espíritu de Romero sigue siendo tan importante para su gente—él continua proclamando la “buena nueva”, urgiendo a su pueblo a perseverar ante la adversidad.
Como estudiante judío de la vida y enseñanzas de Romero, me siento enriquecido y desafiado en mi encuentro con este sacerdote visionario. A través de su biografía el Arzobispo demuestra que siempre es posible teshuvah (el arrepentimiento), que incluso un sacerdote conservador de cincuenta y nueve años de edad puede superar su timidez y convertirse en campeón de la causa de la justicia social. Romero nos enseña que para ser una persona religiosa es necesario tomar acción en el mundo, y que es pecaminoso esconderse detrás del velo de la neutralidad. Como dijo Abraham Joshua Heschel, “en una sociedad libre algunos son culpables, todos somos responsables”. Al igual que Maimónides y otras autoridades judías en el campo de la ética, Romero nos instruye que no solamente debemos apoyar a los pobres, sino que también debemos ayudarles a tomar el control de sus propias vidas.  De hecho el Arzobispo va más allá que la mayoría de las autoridades judías al exigir que seamos humildes y veamos a los pobres como a nuestros maestros. Romero también nos recuerda que se paga un precio cuando uno se planta firme ante la injusticia, y que en los casos extremos puede ser necesario entregar la vida (mesirat nefesh) por lo que es bueno y correcto. Finalmente, nos ruega que no perdamos la esperanza—que recordemos siempre que Dios ama la vida y que “el amor es fuerte como la muerte” (Cantar de los Cantares 8:6).
Que la memoria de Oscar Arnulfo Romero nos bendiga—zekher tzaddik v’qadosh livrakhah.

Una versión más completa de este artículo se encuentra en Tikkun Magazine, Julio/Agosto 2005. http://www.tikkun.org/article.php/Rose-remembering-romero

martes, 15 de febrero de 2011

Romero para judíos


El siguiente artículo nos muestra que el mensaje de Monseñor Romero cruza las fronteras geográficas y de las denominaciones religiosas. El conocido escritor judío rabino Or N.Rose reflexiona sobre las lecciones espirituales que Monseñor Romero dejó como legado para todas las personas de buena voluntad. El rabino Rose es profesor en la Escuela de Rabinos de Hebrew College en Newton, estado de Massachusets. Sus artículos aparecen en las principales revistas judías como Tikkun. Él es coeditor del libro Righteous Indignation: A Jewish Call for Justice (Jewish Lights Publishing, 2007).
Or N. Rose
Publicado el 29 de Marzo de 2010
Coordinación de sección y traducciones por Héctor Lindo-Fuentes
Oscar Romero todavía no es muy conocido en círculos judíos. Él no tuvo el tipo de éxito político que lograron Mahatma Ghandi o Martin Luther King Jr., y por lo tanto no ha recibido el mismo tipo de alabanza universal. Además, aunque muchos de los escritos de Romero han sido traducidos al inglés, su lenguaje religioso, con su fuerte énfasis en motivos cristianos clásicos como el martirio de Jesús y la resurrección (a diferencia del uso selectivo de estos tropos que hacía Martin Luther King) es incómodo y poco atractivo para los judíos. Pero sería un error que la comunidad judía ignorara a Romero, una de las grandes personalidades religiosas del siglo veinte. Aunque no es fácil traducir todas sus enseñanzas a la terminología judía, hay mucho en su biografía, sus cartas y sus sermones que nos puede ayudar a profundizar nuestro trabajo como activistas espirituales.
Para Monseñor Romero el decir la verdad a los poderosos se convirtió en camino de esperanza, el responder al odio con el amor en camino de salvación. Apenas dos meses antes de su asesinato dijo:

“… yo quiero reafirmar mi convicción como hombre de esperanza, de que vendrá un nuevo rayo de salvación. Y a esto quiero animar yo a quienes tienen la bondad de escucharme. Nadie tiene derecho a hundirse en la desesperación, todos tenemos el deber de buscar unidos nuevos canales, y a esperar activamente, como cristianos.”
Para Romero, la esperanza no significaba que la salvación llegaría a su pueblo con rapidez o que él iba a vivir para ver el florecimiento pleno de la liberación de El Salvador. De hecho, en los últimos meses de su vida el arzobispo abrazó con serenidad la posibilidad de que iba a ser mártir de su causa. Con Jesús como modelo, Romero creía que si lo asesinaban su muerte fortalecería a su pueblo, inspirando a los salvadoreños a llevar el conflicto a su conclusión. “Que mi sangre sea semilla de la libertad y la seña de que la esperanza será pronto una realidad.” Romero llegó a decir que si lo mataban él se levantaría de nuevo. “He de decirles que como cristiano no creo en la muerte sin resurrección: Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”.
Para los salvadoreños de hoy Monseñor Romero realmente está vivo, acompañándoles e inspirándoles en sus afanes diarios. Al viajar por el campo uno ve numerosos murales, fotografías, carteles y ropa con la imagen y las palabras de Romero. Aunque ya terminó la guerra civil, la pobreza y el derramamiento de sangre continúan. La brecha entre ricos y pobres sigue creciendo y la actividad criminal violenta atormenta a la juventud. Precisamente por esta razón el espíritu de Romero sigue siendo tan importante para su gente—él continua proclamando la “buena nueva”, urgiendo a su pueblo a perseverar ante la adversidad.
Como estudiante judío de la vida y enseñanzas de Romero, me siento enriquecido y desafiado en mi encuentro con este sacerdote visionario. A través de su biografía el Arzobispo demuestra que siempre es posible teshuvah (el arrepentimiento), que incluso un sacerdote conservador de cincuenta y nueve años de edad puede superar su timidez y convertirse en campeón de la causa de la justicia social. Romero nos enseña que para ser una persona religiosa es necesario tomar acción en el mundo, y que es pecaminoso esconderse detrás del velo de la neutralidad. Como dijo Abraham Joshua Heschel, “en una sociedad libre algunos son culpables, todos somos responsables”. Al igual que Maimónides y otras autoridades judías en el campo de la ética, Romero nos instruye que no solamente debemos apoyar a los pobres, sino que también debemos ayudarles a tomar el control de sus propias vidas.  De hecho el Arzobispo va más allá que la mayoría de las autoridades judías al exigir que seamos humildes y veamos a los pobres como a nuestros maestros. Romero también nos recuerda que se paga un precio cuando uno se planta firme ante la injusticia, y que en los casos extremos puede ser necesario entregar la vida (mesirat nefesh) por lo que es bueno y correcto. Finalmente, nos ruega que no perdamos la esperanza—que recordemos siempre que Dios ama la vida y que “el amor es fuerte como la muerte” (Cantar de los Cantares 8:6).
Que la memoria de Oscar Arnulfo Romero nos bendiga—zekher tzaddik v’qadosh livrakhah.

Una versión más completa de este artículo se encuentra en Tikkun Magazine, Julio/Agosto 2005. http://www.tikkun.org/article.php/Rose-remembering-romero

Las lecciones de Romero


Por El Faro
Publicado el 29 de Marzo de 2010
Treinta años después del asesinato de Monseñor Romero los salvadoreños hemos reivindicado su lugar como el más universal y el más trascendente de entre los nuestros. A pesar de los reiterados intentos, durante tres décadas, de minimizarlo por parte del Estado, de los más grandes medios de comunicación, del sector más conservador de la Iglesia católica y evangélica y de alguna parte del gran sector privado, la figura de Monseñor Romero ha sobrevivido y se ha consolidado entre la gente, entre su pueblo.
Este aniversario de su muerte será recordado por mucho tiempo, porque marca el inicio de una nueva etapa para su figura: ha gozado, por fin, de un reconocimiento oficial por parte del Estado. Ha sido conmemorado masivamente incluso por aquellos que celebraron su muerte porque la resistencia al empeño de los que han buscado el olvido ha transformado el aniversario en objeto obligado de homenajes, de grandes conmemoraciones, de cobertura mediática y de atención general.
Aquí mismo, en estas páginas, una publicación sobre los asesinos de Monseñor Romero fue apropiada en segundos por miles de lectores que no solo saturaron nuestro servidor sino que comenzaron a compartirlo a través de distintas plataformas: el correo electrónico, las redes sociales como Facebook y Twitter y los blogs que sirvieron de espejo a un material cuya lectura fue casi imposible durante las primeras 24 horas  debido al tráfico en nuestro sitio web.
Más de 200 mil visitas solo en El Faro, además de las múltiples impresiones y fotocopias para compartir el material entre personas que no tienen acceso a internet, y la reproducción del material en grandes medios de toda América Latina demuestran que la figura de Monseñor Romero es más vigente que nunca, que un asesinato que no ha sido aclarado oficialmente en tres décadas es de interés universal y que es mentira que los salvadoreños no queremos ver el pasado. Los salvadoreños demostramos contundentemente  la semana pasada que estamos ansiosos por conocer más de nuestro pasado y que solo así podemos entendernos mejor.
Los salvadoreños también demostramos otra cosa: que nuestras aspiraciones de conocer más de nuestro pasado se ejercitan con un poder propio, ciudadano, independiente de las decisiones oficiales y del silencio sintomático de algunos medios de comunicación. Que nadie nos puede ordenar no hablar del pasado con el argumento de que eso es reabrir heridas.
Averiguar qué nos pasó y determinar responsabilidades históricas es un paso gigantesco para combatir la impunidad; para mandar el mensaje claro de que tarde o temprano habrá que pagar un costo por la comisión de delitos. Y hoy, en nuestra sociedad, la impunidad es la principal responsable de la violencia y el crimen organizado que nos mantiene sacudidos. La naturaleza de la violencia actual es distinta a la de hace 30 años, pero la impunidad es similar. 
Para poder repetir, como hacemos con esperanzas cada conmemoración de los acuerdos de paz, que nunca más queremos volver a una guerra civil, que nunca más queremos ver la sangre derramada en el nombre de la patria, que nunca más queremos hacer monumentos a los caídos porque nunca más queremos caídos, debemos saber también cómo alcanzamos esos niveles de insanidad, cómo comenzamos a matarnos unos a otros. Y debemos volver, otra vez, a las condiciones estructurales, para decir también nunca más una pobreza extrema, nunca más el abuso de poder, nunca más el olvido, nunca más la violencia, nunca más la impunidad. Ese es, precisamente, el gran legado de Monseñor Romero: el combate constante, insoslayable, contra la pobreza, contra la impunidad, contra el abuso, contra la violencia, contra la injusticia, contra la opresión. Y siempre del lado de los más débiles, de aquellos que no tienen poder de decisión pero que siempre son los primeros en sufrir las consecuencias de las decisiones de los que sí pueden.

Monseñor y las demás víctimas


Por Álvaro Rivera Larios
Publicado el 29 de Marzo de 2010
Es un hecho positivo que el Estado reconozca su responsabilidad en el caso de Monseñor Romero. Que el parlamento decida instituir un día para recordar al Arzobispo es otro hecho positivo. Aún reconociendo el alto valor simbólico y ciudadano que tienen las dos decisiones, admitámoslo, son insuficientes, si se presentan como medidas aisladas que no forman parte de una política general de la memoria y de trato justo para todas las víctimas.
No exijo la justicia total, no se apresuren, sólo señalo una posible limitación. Ambas decisiones constituyen actos simbólicos y lo lógico sería que formasen parte del contenido de una política más amplia en otro sentido: las instituciones del Estado fueron responsables, durante el conflicto, de impulsar y tolerar ciertas formas de terrorismo, pero el tejido de las responsabilidades, en torno a los crímenes de guerra, abarca a todos los sectores de la sociedad civil salvadoreña. Y es por eso que la ceremonia del perdón es insuficiente, si sólo se verifica en la cima institucional, sin involucrar a todas fuerzas políticas y sujetos privados que participaron en casos como el asesinato de Monseñor Romero.
Por las razones que sea, y aún reconociendo el gran valor del proceso de paz que nos sacó de la guerra, es indudable que no fue acompañado por una catarsis colectiva. Dado que toda la sociedad se involucró en el conflicto, toda la sociedad tenía que haberse enfrentado a lo que hizo para reconocerlo y asumirlo en su verdad, sin coartadas vergonzosas, y para así trascenderlo en el arrepentimiento y la elección de otros valores. La reforma institucional tenía que haber ido acompañada por una reforma ética que involucrase a la comunidad salvadoreña en su conjunto y eso, por las razones que sea, no fue posible y quedó pendiente.
La ausencia de esa catarsis colectiva, la ausencia de esa reforma  moral, ha dejado incólume toda una muralla de justificaciones y actitudes que nos alejan de la verdad y que mantienen vivas de forma vejatoria muchas heridas que dejó el enfrentamiento.
Es por eso que una política de la memoria debe partir de un enfoque integral y alejado del partidismo miserable. Entiendo por integral al enfoque del problema que involucre al Estado y a la sociedad civil, dado que ambos, en diverso grado, jugaron un papel a lo largo de los múltiples avatares del enfrentamiento.
El partidismo miserable sólo tiene en cuenta a sus víctimas y sólo las tiene en cuenta como arma de desgaste político del adversario. Una política integral de la memoria y la verdad debe partir del principio de que la ley es igual para todos y de que la ley tiene como objetivo primordial hacerles justicia a todas las víctimas y no beneficiar o dañar a un partido. No es coherente exigir que se dilucide la verdad en casos como el de Monseñor Romero, cuando se mira para otro lado y se guarda silencio ante las implicaciones políticas y morales que subyacen en los  crímenes cometidos por Mayo Sibrián. Hay que asumir la verdad tanto si nos daña como si nos beneficia políticamente.
Asumir la verdad histórica que nos daña debería de ser parte de nuestro aprendizaje cívico. Quien no se enfrenta a los horrores y los errores que cometió durante la guerra, continúa justificando lo injustificable y de esa forma mantiene vivas las heridas.
Monseñor simboliza a las víctimas, pero no es todas las víctimas. Ya que el Estado reconoce su cuota responsabilidad en el caso, dado que no investigó el asesinato del sacerdote ni castigó a los responsables del crimen, lo lógico es que también asuma otra esfera de sus responsabilidades. Por ejemplo, la presencia del Estado se haya detrás de miles de secuestrados y desaparecidos. Sería positivo que se hiciera algo por todas esas madres que no saben dónde están los huesos de sus hijos, para que puedan al menos darles una tumba. Y aquí no hablo de juzgar a nadie, sólo hablo de buscar mecanismos para que aquellos restos que aún puedan ser localizados se entreguen a sus familiares. No tiene sentido perpetuar ese dolor.
Si el homenaje a Monseñor sirve como paso simbólico para ir acercándose a otras medidas, hay que celebrarlo. Pero si se homenajea a Monseñor para dejar las cosas tal como estaban, hay que exigir reparación para las víctimas que no tienen nombre. Y cuando hablo de víctimas hablo de “todas las víctimas”.
Una cosa es exigir y otra preparar las condiciones para que nuestras exigencias puedan hacerse realidad. La polarización dogmática y sectaria de algunos sectores maximalistas de la derecha y de la izquierda constituye un obstáculo para alcanzar acuerdos y medidas más profundos. Los acercamientos y las respuestas parciales siempre les parecerán insatisfactorios a quienes lo exigen todo. Que no se pueda obtener todo, no ha de servir como excusa para no trabajar en la construcción de una circunstancia en la cual la madurez cívica nos permita asumir mayores cuotas de verdad y justicia. En la actual situación, a todas luces, nos falta madurez política para asumir y asimilar la verdad, si la tuviéramos a mano completamente no sería extraño que acabase dañándonos. Pero si se hace con madurez y sin oportunismos partidistas, pensando más que todo en las familias de las víctimas, creo que se puede empezar a gestionar la búsqueda de los desaparecidos. Un primer paso es que el Estado asuma su responsabilidad en este asunto. Esto hay que plantearlo.
El mejor homenaje que se le puede hacer al sacerdote asesinado es la asunción colectiva de la verdad de lo que sucedió en la guerra. Uno de los mejores homenajes que se le puede hacer al sacerdote y  a los valores que él representa es darle una respuesta a casos como el de las niñas Serrano o a casos como el de los miles de desaparecidos que dejó la guerra. Lo simbólico, por lo tanto, debe refrendarse en los actos, de lo contrario puede servir para disimular la ausencia de una auténtica política de trato reparador para todas las víctimas. Hay que intentarlo.
Para enfrentar estos problemas, nos vendría bien el talante humanista y ponderado de Monseñor Romero. Como ocurre con tantas de las figuras morales que invocamos y hacemos nuestras, no siempre somos fieles a su ejemplo y a su espíritu. La humanidad de Romero trasciende la miseria moral de aquellos conservadores que citan su nombre, al mismo tiempo que tratan de justificar la figura de sus asesinos. Una cosa es el intento de comprender a los verdugos de Monseñor Romero y otra distinta es justificar sus actos. Esa misma humanidad de Romero, en su talante crítico y ecuánime, sobrevuela y trasciende la estrechez moral y política de muchos de sus presuntos seguidores actuales. Hacerle justicia al sacerdote es importante, pero ese acto de justicia no puede ser un acto parcial y partidista, ha de formar parte de una visión más amplia que juzgue también aquello que la izquierda hizo durante la guerra y a lo que todavía no se ha enfrentado de una forma profunda, radical, humana. La verdad y la justicia, aunque se hallen condicionadas socialmente, son valores que gozan de una autonomía relativa y que, por lo tanto, juzgan y definen ciertos actos sin dar preferencia a un partido. Ante la justicia burguesa y la proletaria, los asesinatos que cometió la organización de Mayo Sibrián son hechos hasta cierto punto verificados cuya definición, como crimen de guerra, no admite duda. No pretendo decir que “todos fuimos malos” y que, por lo tanto, nadie es responsable moral y políticamente de lo que hizo. Sólo sugiero que cada uno de nosotros, al reclamar verdad y justicia, debe asumir también la parte de verdad que le corresponda, aunque se queme. Este es uno de los mejores homenajes que le podemos hacer a Monseñor Romero, acercarnos a su radicalidad humana y ecuánime.
A Monseñor lo mataron porque sobrepuso los valores cristianos a la política divorciada de la moral. El mejor homenaje que le podemos hacer es luchar cada día por acercar la ética a la política. Quienes por intereses políticos y personales obstaculizan la búsqueda ecuánime de la verdad y la justicia, aunque digan grandes palabras acerca de Monseñor Romero, aunque lo celebren, en la práctica están traicionando su legado.
PD/Dedico este artículo a la memoria de mi querida amiga Carminda Castro Sánchez, secuestrada y desaparecida en 1982. La extrañan sus padres, la extrañan sus hermanos, la extraña su hija, la extraña su linda nieta. Quienes sepan dónde están los restos de Carminda, por misericordia podrían decirlo. Ya no tiene sentido perpetuar este dolor.