jueves, 3 de junio de 2010

Conmemoran 30 años del asesinato de Mons. Romero


» En medio de recuerdos, demostraciones de fe, reclamos y devoción, Gobierno y sociedad civil recordaron al líder espiritual
La liturgia organizada por la jerarquía católica fue oficiada por Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington y amigo de Romero. En la cripta de la catedral, otro grupo de fieles conmemoró al prelado con un acto ecuménico. FOTO EDH / Douglas Urquilla
Miércoles, 24 de Marzo de 2010


La conmemoración de los 30 años del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero marcó un hito para la vida política y social del país: por primera ocasión el gobierno salvadoreño, en manos ahora de la izquierda, se unió a los homenajes con diversas actividades en honor al líder religioso.
La decisión del Ejecutivo, sin embargo, no ganó el beneplácito de todos los sectores sociales, como podía haberse pensado, y contrario a eso, recibió varapalos de quienes consideran que el presidente Mauricio Funes habla de Romero como un guía pero actúa de manera diferente a los principios del asesinado sacerdote.
Desde tempranas horas, la fe y devoción de quienes tienen a monseñor como referente espiritual se hizo sentir. En las afueras de la capilla del Hospitalito Divina Providencia –donde el arzobispo cayó abatido por un certero disparo– se escuchaban grabaciones de sus homilías, su rostro se multiplicaba en los afiches y las pancartas comenzaban a tomarse las estrechas calles de la colonia Miralvalle.

"Queremos presidentes del lado de los pobres", rezaba una de las pancartas que expresaba una de las muchas llamadas de atención que recibiría Funes durante el día.
Durante la misa dispuesta por las organizaciones sociales, diversos grupos recordaron las enseñanzas del pastor, entregaron ofrendas en su honor y abogaron por la agilización del proceso de canonización que se desarrolla actualmente en El Vaticano, y que representa la primera escala para una futura beatificación y santificación del desaparecido cura migueleño.

A varios kilómetros de distancia, en el Aeropuerto Internacional El Salvador, el mandatario y un selecto grupo de invitados se aprestaba a develar un mural que desde ayer da la bienvenida a cuanto visitante llegue al país por vía aérea. En el acto, Funes volvió a pedir perdón por el asesinato del prelado, otra acción que fue vista con desacierto entre algunos sectores de izquierda.

Como parte del homenaje, en la Catedral Metropolitana se celebró otra liturgia, esta vez organizada por la jerarquía católica, y en la que se hizo votos porque los esfuerzos que en vida hiciera Romero por "la justicia, la reconciliación y el amor" sigan vivos entre sus seguidores.
Más cerca de Romero, en la cripta de la catedral, otro grupo recordaba a su líder con cantos, testimonios, citas y frases de su apostolado, al tiempo que pedían al presidente que dé verdaderas muestras de identificación con el proyecto de vida del asesinado sacerdote, ya que, a su juicio, no se están dando señales concretas de hacer vida el mensaje de Romero de estar al lado de los pobres.

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