viernes, 25 de marzo de 2011

INTERPRETANDO LA VISITA DE OBAMA A LA TUMBA DE MONSEÑOR ROMERO

La anunciada noticia de que el Presidente Barak H. Obama visitaría la tumba del obispo y mártir, Mons. Romero, le dio la vuelta al mundo en segundos. Para muchos era hasta increíble que el presidente de la nación más poderosa del mundo rindiera sus respetos a alguien que ha despertado tanto amor, pero también tantas pasiones en nuestro país ideologizado y polarizado hasta la médula, aunque hay que reconocer que en los últimos años se han ido abriendo espacios diferentes. (Foto LPG)

Pero la historia da sus giros, y este gesto decidido de un presidente que ha marcado la historia estadounidense, como mundial, ha dicho ya mucho. No hay que olvidar que este 24 de marzo (mañana) “se celebrará por primera vez el Día Internacional del Derecho a la Verdad en Relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, decretado por Naciones Unidas en reconocimiento al legado de Romero”.

La visita de Obama a la cripta de Catedral Metropolitana, hace ver la notoriedad que tiene un testigo de la fe, la universalidad de su mensaje y el atractivo que tiene como referente del servicio a los pobres de todos los tiempos y lugares, especialmente cuando se trata de sus derechos fundamentales y autodeterminación; eso ya lo mencionaba Mons. Romero en su carta dirigida al presidente Jimmy Carter en 1979.

Honor a quien honor merece, reza el dicho, y este honor ha sido dado al Pastor y Mártir, que ha sido visitado ya por otros presidentes latinoamericanos como Correa, Morales y Lula. El mensaje de reconocimiento a nombre del pueblo de los Estados Unidos es muy importante, pues aunque Obama es demócrata, representa a todo su pueblo, y también dice mucho el que no haya hecho este honor a otros personajes.

Obama es un Premio Nobel, Mons. Romero también fue propuesto por el parlamente inglés para este honor. Cierto que, en medio de decisiones difíciles sobre lo que se está haciendo con Libia, seguramente mientras visitaba a un hombre símbolo de Paz, los aviones de la coalición liderada por EU bombardeaban posiciones, esto no deja de ser contradictorio.

http://es-us.noticias.yahoo.com/obama-menciona-iron-entre-nobel-la-paz-y-20110322-183139-736.html [1].

Pero el gesto ha sido hecho, aunque su visita fuera acortada y esto dice más todavía. Habría que ver las cosas que dejó de hacer para no faltar a la cita con la historia en Catedral, la de Mons. Romero, “la voz de los sin voz”.

Pero más allá de lo anterior, es necesario ver qué nos dice este gesto a nosotros como salvadoreños. A veces es necesario que vengan de afuera para hacernos notar lo importante de la historia que hemos escrito en el pasado o que tenemos que escribir todavía, pero este gesto nos recuerda la necesidad de reconciliarnos, no es posible que tengamos esa materia pendiente. El Salvador ya ha derramado demasiada sangre en el pasado como para que sigamos desangrándonos con esta violencia irracional y ciega que cosecha muertes por doquier en nuestro territorio día a día. Es tiempo de construir, de aventurarnos a hacer cosas nuevas, no es el momento de profundizar heridas, sino de curarlas.

Quizá en otros temas la visita de Obama dejó poco, como puede ser la esperanza de una reforma migratoria global (que no depende del presidente, sino del Congreso); tampoco nos deja muchos negocios o fondos no reembolsables, solo algunos millones para compartir como región en el combate a la narcoactividad, pero este gesto hecho un ciudadano con ideales que llegó al poder del país más importante del mundo, deja ese sabor a interrogante: ¿hay algo que Monseñor Romero nos dice hoy a nosotros los salvadoreños?.

Si Mons. Romero hubiera tenido la oportunidad de hablar con el Presidente Obama, quizá no hubiera perdido un solo segundo, hubiera intermediado para que se hagan propuestas al Congreso a favor de los millones de indocumentados en el país del norte. Quizá lo hubiera felicitado por muchas cosas buenas que ha realizado en su propio país, pero también le hubiera mencionado cosas que podría hacer mejor a favor de los derechos humanos y de la búsqueda de la verdad. No en balde se dedicará el día de mañana a Mons. Romero en la ONU y en todo el mundo: Las víctimas tienen derecho a la verdad, aunque duela. Esto me recuerda lo que dice el Evangelio: “Lo que se diga en secreto, será gritado desde los tejados”. Los victimarios no tienen el tiempo a su favor.

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